LA MISA REVELADA
[Tomado de Scott Hahn, La Cena del Cordero, Introducción]
De
todas las realidades católicas, no hay ninguna tan familiar como la Misa. Con sus oraciones
de siempre, sus cantos y gestos, la Misa es como nuestra casa. Pero la mayoría
de los católicos se pasarán la vida sin ver más allá de la superficie de unas
oraciones aprendidas de memoria. Pocos vislumbrarán el poderoso drama
sobrenatural en el que entran cada domingo. Juan Pablo II ha llamado a la Misa
«el cielo en la tierra», explicando que « la liturgia que celebramos en la
tierra es una misteriosa participación en la liturgia celestial»'.
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La afirmación de Juan Pablo II está tomada de su Discurso en el Angelus (3 de
noviembre de 1996). Juan Pablo II dirigió también un «Discurso sobre la
Liturgia» a los Obispos de los Estados Unidos en su visita ad limina de 1998,
en el que declara: «el desafío ahora consiste [...] en alcanzar el punto exacto
de equilibrio, en especial entrando más profundamente en la dimensión
contemplativa del culto [...]. Esto sucederá sólo si reconocemos que la
liturgia tiene dimensiones tanto locales
La
Misa es algo próximo y querido. En cambio, el libro del Apocalipsis parece
lejano y desconcertante. Página tras página nos deslumbra con imágenes extrañas
y aterradoras: guerras y plagas, bestias y ángeles, ríos de sangre, ranas
demoníacas y dragones de siete cabezas. Y el personaje que despierta más
simpatía es un cordero de siete cuernos y siete ojos. «Si esto es solamente la
superficie, dicen algunos católicos, no creo que quiera ver las profundidades».
Bien,
en este pequeño libro me gustaría proponer algo insólito. Mi propuesta es que
la clave para comprender la Misa es el libro bíblico del Apocalipsis; y, más
aún, que la Misa es el único camino por el que un cristiano puede encontrarle
verdaderamente sentido al Apocalipsis.
Si
te sientes escéptico, deberías saber que no estás solo. Cuando le dije a una
amiga que estaba escribiendo sobre la Misa como una clave del libro del libro del Apocalipsis, se echó a reir y dijo: "¿Apocalipsis?", ¿no es esa cosa tan extraña?
Nos parece extraño a los católicos, porque durante mucho años lo hemos estado leyendo al margen de la tradición cristiana. Las interpretaciones que la mayoría de la gente conoce hoy son las que han hecho los periódicos o las listas de libros más vendidos y han sido mayoritariamente protestantes. Lo sé por experiencia propia. Llevo estudiando el libro del Apocalipsis más de veinte años. Hasta 1985 lo estudié como ministro protestante y en todos esos años me encontré enfrascado, una tras otra, en la mayoría de las teorías interpretativas que estaban en boga o que ya estaban pasando de moda. Probé con cada llave, pero ninguna pudo ab rir la puerta. De vez en cuando oíc un clic que me daba esperanzas. Pero sólo cuando empecé a contemplar la Misa, sentí que la puerta empezaba a ceder, poco a poco. Gradualmente me encontré atrapado por la gran tradición cristiana y en 1986 fui recibido en plena comunión con la Iglesia católica. Después de eso, las cosas se fueron aclarando en mi esuio del libro del Apocalipsis. "Después tuve una visión: ¡una puerta abierta en el cielo!" (Apoc. 4, 1). Y la puerta daba a... la Misa de domingo en tu parroquia.
En este momento, puedes replicar que tu experiencia semanal de la Misa es cualquier cosa menos celestial. De heho, se trata de una hora incómoda, interrumpida por bebés que chillan, sosos cantos desafinados, homilías que divagan sinuosamente y sin sentido, y gente a tu alrededor vestida como si fuera a ir a un partido de fútbol, a la playa o de excursión.
Aun
así, insisto en que realmente estamos en el cielo cuando vamos a Misa, y esto
es verdad en cadaMisa a la que asistimos, con independencia de la calidad de la
música o del fervor de la
predicación. No se trata de aprender a « mirar el lado bueno»
de liturgias descuidadas. Ni de desarrollar una actitud más caritativa hacia
los que cantan sin oído. Se trata, ni más ni menos, de algo que es
objetivamente verdad, algo tan real como el corazón que late dentro de ti. La
Misa y me refiero a cada una de las misas es el cielo en la tierra.
Puedo
asegurarte que no se trata de una idea mía; es la de la Iglesia. Tampoco
es una idea nueva; existe aproximadamente desde el día en que San Juan tuvo su
visión del Apocalipsis. Pero es una idea que no la han entendido los católicos
de los últimos siglos. La mayoría de nosotros admitirá que queremos «sacar más»
de la Misa. Bien,
no podemos conseguir nada mayor que el cielo mismo.
Me
gustaría decir desde el principio que este libro no es un «tratado bíblico».
Está orientado a la aplicación práctica de un único aspecto del Apocalipsis, y
nuestro estudio está lejos de ser exhaustivo. Los escrituristas debaten
interminablemente sobre quién escribió el libro del Apocalipsis, cuándo, dónde
y por qué, y en qué tipo de pergamino. En este libro, no me voy a ocupar de
esas cuestiones con gran detalle. Tampoco he escrito un manual de rúbricas de la liturgia. El Apocalipsis
es un libro místico, no un vídeo de entrenamiento o un manual de
hágalo-ustedmismo.
A
lo largo de este libro, probablemente te acercarás a la Misa por nuevos
caminos, caminos distintos de
los que estás acostumbrado a recorrer. Aunque el cielo baja a la tierra cada
vez que la Iglesia celebra la Eucaristía, la Misa parece diferente de un lugar
a otro y de un tiempo a otro.
Donde vivo, la mayoría de los católicos están
acostumbrados a la liturgia de rito latino (de hecho, la palabra «Misa»
propiamente se refiere sólo a la liturgia eucarística de rito latino). Pero hay
muchas liturgias eucarísticas en la Iglesia católica: ambrosiana, armenia,
bizantina, caldea, copta, malabar, malankar, maronita, melquita y rutena, entre
otras. Cada una tiene su propia belleza; cada una tiene su propia sabiduría;
cada una nos muestra un rincón diferente del cielo en la tierra.
Investigar
La cena del Cordero me ha dado nuevos ojos para ver la Misa. Rezo para que la
lectura de este libro te dé el mismo don. Juntos, pidamos también un corazón
nuevo para que, a través del estudio y la oración, crezcamos más y más en amor
a los misterios cristianos que nos ha dado el Padre.
El
libro del Apocalipsis nos mostrará la Misa como el cielo en la tierra. Ahora,
sigamos adelante, sin dilación, porque el cielo no puede esperar.
[Scott Hahn, La Cena del Cordero La Misa, el cielo en la tierra, Ed. Rialp, Madrid, 2011 (15ª ed.) Patmos, Libros de espiritualidad]